Epicentro del juego en Latinoamérica e incluso con un lugar bien ganado a nivel mundial, Panamá continúa evidenciando un crecimiento sostenido en materia de apuestas. Durante el año anterior, en dicho país de Centroamérica se apostaron 2.117 millones de dólares, cifra que constituye un aumento de 549 millones de dólares si se la compara con lo oficialmente apostado en 2011. Esto toma aún mayor envergadura si se tiene en cuenta la inflación que castigó a los panameños a lo largo de 2012, la cual cerró en 5.7%.
Es así que este incremento del 35% en el paso de un año al siguiente (en 2011 se habían apostado 1.568 millones de dólares) sirve como motivación de cara a lo que viene para los empresarios del sector, que -fieles a su ambición- seguirán confiando en que este desarrollo no cesará, algo que ya se percibió en los meses iniciales de 2013. Al margen de los números señalados, cabe remarcar que en 2012 también se gastaron más 2.600 millones de dólares en juegos de azar correspondientes a la Lotería Nacional de Beneficencia.
Vale saber que las máquinas tragamonedas clase A marcaron el ritmo, absorbiendo el 80% de la actividad, con 1.708 millones de dólares. Según datos oficiales, suministrados por la Junta de Control de Juegos (JCG), Panamá dispone actualmente de 28 salas con máquinas de este tipo. Asimismo, en el país existen 67 concesiones para operar en establecimientos de apuestas. De ese total, 48 funcionan en la provincia de Panamá, que precisamente alberga a la capital nacional.
En el presente, las provincias de Los Santos, Bocas del Toro y Darién son las únicas en las que no trabajan casinos completos ni salas de apuestas con máquinas tragamonedas clase A. Paralelamente, se especula con que alrededor de 6 mil personas sufren ludopatía, la adicción patológica a los juegos electrónicos o de azar.
