Tras la disputa de los encuentros de ida de los Cuartos de Final de la Liga de Campeones ha vuelto a quedar demostrado que la Champions League es una competición distinta a las demás, y no sólo por el nivel de los equipos que participan en ella, especialmente en las eliminatorias, sino sobre todo por la capacidad que tiene esta competición para transformar a los equipos.
Y es que a pesar de haber eliminado la norma del valor doble de los goles como visitante en caso de empate, los equipos siguen priorizando el aspecto defensivo al ofensivo cuando se enfrentan en un duelo de la máxima categoría continental.
Uno de los ejemplos más claros lo pudimos ver en el Manchester City – Bayern Múnich donde vimos al equipo inglés ser totalmente distinto a lo que viene mostrando cada semana en la Premier League, pese a que se enfrente a rivales de nivel similar.
De este modo, ahora mismo en una eliminatoria de Champions League la prioridad absoluta es no asumir riesgos de ningún tipo, tanto en defensa como a la hora de generar en el centro del campo. El dominio de las áreas se ha convertido en casi el único objetivo de los equipos para poder superar una eliminatoria de Liga de Campeones.
La gestión emocional es la clave para ganar la Champions League
Más allá de disponer de mejores futbolistas o de una mejor cohesión colectiva, la gestión emocional durante diferentes momentos del partido marca la diferencia entre el éxito y el fracaso en la Champions League. Encajar con normalidad un gol en contra y no desmoronarse ante el acoso del rival es la diferencia que ha existido, por ejemplo, entre el Real Madrid y el Barcelona en los últimos años en Europa.
Esta es la razón por la que el Barcelona es capaz de imponerse al Real Madrid en repetidas ocasiones cuando se trata de un partido de Liga, pese a que pueda decidirse el título, pero luego en Europa no sea capaz de competir ante casi nadie y cuando se enfrenta a ese mismo Real Madrid en una situación de eliminatoria vuelva a ser superado con claridad por el equipo madrileño.
Por lo tanto, resultará tremendamente interesante esa más que posible semifinal de la Champions League entre el Manchester City y el Real Madrid para comprobar si el equipo de Pep Guardiola ha conseguido romper ese ‘techo de cristal’ emocional que le ha impedido ganar hasta ahora la competición y que, por ejemplo, la temporada pasada provocó que el Real Madrid le eliminara marcándole dos goles en el descuento del partido de vuelta.