La casa de apuestas del Reino Unido sufrió el ataque de Eric Baptista, un adicto al juego que decidió acudir a la violencia para “vengarse” por los miles de libras perdidas, atacando varias máquinas de siete locales distintos en la ciudad de Liverpool.
Bapitsta, de 29 años, irrumpió en las tiendas de William Hill a mano de martillo y destruyó todas las terminales de apuestas que pudo, causando daños por 36.000 libras. Más tarde, el propio ludópata confesó los hechos y declaró en un tribunal, contando por ejemplo que ha sido capaz de perder 400 libras en apenas cinco minutos.
“Estoy harto de perder dinero”, gritaba Baptista mientras llevaba a cabo los mencionados actos vandálicos, para los que también usó pintura anti-vandálica y globos de agua. Además de las máquinas, a su paso, el agresor destruyó pantallas de televisión y ventanas. “Esto es una protesta, lo siento, no hay red de seguridad para los clientes”, habría dicho en un momento, quejándose de cómo funciona la industria del juego.
En su declaración, Baptista admitió sus ataques pero también cargó contra William Hill, contando que previamente había tratado de conseguir que fuera prohibido de las tiendas de la compañía pero había fracasado. Dijo que era un adicto al juego y que lo había perdido todo, y rompió todas las máquinas por frustración de haber perdido tanto dinero.
Por supuesto que lo hecho por Baptista es 100% repudiable, pero sirve también para tener en cuenta a lo que se puede llegar si no se juega con responsabilidad. En este espacio pregonamos siempre el Juego Responsable e intentamos generar conciencia al respecto: las apuestas no deben ser más que un entretenimiento para pasar el rato.
A raíz de los actos cometidos, Baptista fue condenado a 12 meses de prisión y deberá cumplir 150 horas de trabajo comunitario no remunerado. Asimismo, tiene una orden de restricción que le impide acercarse a menos de 10 metros de cualquier tienda de apuestas de William Hill o bien acercarse a cualquier empleado conocido de William Hill, directa o indirectamente.
