La semana pasada nos referíamos al triste aumento de la cantidad de menores tratados por ludopatía, la adicción patológica a los juegos electrónicos o de azar. En esta oportunidad, una buena noticia. El Congreso del Estado de México aprobó una reforma en la Ley Estatal de Salud para que las compañías que brindan servicios de salud estén legalmente obligadas a atender a las personas que padecen adicción a los juegos de azar.
Diversos estudios realizados en México indican que dicho país contaría con alrededor de cuatro millones de adictos al juego, una cifra alarmante que no hizo más que encender un alerta generalizado en las autoridades. La gravedad de las consecuencias que puede generar la ludopatía es tal que un adicto al juego es capaz de perder absolutamente todo (dinero, propiedades, bienes familiares) realizando apuestas, ya sea en un casino o mediante Internet, la opción de moda en la actualidad.
Los legisladores se apoyaron en la mismísima Organización Mundial de la Salud, que admite la ludopatía como una enfermedad. En ese sentido, la Asociación Estadounidense de Psiquiatras la definió como una conducta de juego inadaptado y persistente que altera la vida personal, familiar y profesional de quienes la padecen. Más claro, imposible.
Lo cierto es que en México están tomando el asunto con la seriedad y responsabilidad que amerita. Tal es así que el Gobierno anunció que implementará -a partir de las autoridades sanitarias federales- una serie de programas contra las adicciones para fomentar la prevención e informar acerca del tratamiento de rehabilitación que deben llevar a cabo los afectados. Estos programas también intentarán acercar a la población las actividades deportivas y culturales ante todo.